Romería del Rocío

Los inicios de Los Romeros en la Romería del Rocío se remontan a finales de los años 70, justo en el momento en el que se iniciaron las llamadas excursiones rocieras a Arenys de Munt. Primero como grupo y después como hermandad, Los Romeros tuvieron que celebrar la Romería los dos primeros años sin simpecado, al no disponer aún de él. Cuando se bendijo pasó a encabezar la comitiva de un Rocío que ya se celebraba en Santa Perpètua de la Mogoda.
En aquellos primeros años, la hermandad hacía el camino el mismo sábado por la mañana. Después de celebrar la misa de romeros se salía hacia Can Zam, en Santa Coloma de Gramenet, donde se unía a otras hermandades para realizar el camino siguiendo el borde del río hasta llegar a las choperas, donde se paraba a comer “arroz para todo el mundo”. Una vez concluida la comida se retomaba el camino hasta el recinto del Rocío, que en aquellos años se celebraba primero en Santa Perpètua y después en Montmeló. La costumbre de comenzar el camino el sábado se cambió en 1995. Con Carmen Carrasco como Hermana Mayor, la hermandad decidió avanzar al viernes la salida para hacer noche en el camino. En 2001 se llevaría a cabo otro cambio en el itinerario, ya que por primera vez se comenzó desde el patio de la la sede del distrito de Nou Barris, pasando la noche en el mirador de Torre Baró. El resto del camino, tras la misa del alba del sábado, se llevó a cabo por Collserola para poder rezar el Ángelus en la ermita de Sant Iscle, en Cerdanyola, donde se guarda la antigua imagen de la Virgen del Rocío.
En 2016, la Romería del Rocío se trasladó de Montcada i Reixac a Terrassa, donde se celebra en la actualidad, lo que provocó un cambio de recorrido en el camino de la hermandad, en el tramo de Cerdanyola del Vallès a Terrassa siendo necesario realizarlo en autobús como al resto de Hermandades. Esta mayor distancia también ha imposibilitado que Los Romeros devolvieran a pie su Simpecado a su Parroquia y mantuvieran la tradición del camino de vuelta, que había perpetuado esta Hermandad tras el paso de los años.


Las condiciones meteorológicas han sido siempre protagonistas de los distintos Rocíos que ha vivido la hermandad, en especial cuando no han sido buenas. La lluvia ha estado presente en muchas ediciones. En 1989 una tromba de agua provocó que un caballo y una persona cayeran al río durante el camino, causando casi una tragedia. Tres años después, la lluvia inundó la caseta de la hermandad, tal y como pasó el año 2000, el último que se celebró en Montmeló. El agua comenzó a caer ya en el camino, y en el recinto el fango dificultó todos los actos marianos y la convivencia de los rocieros. El último de los Rocíos lluviosos fue el de 2008, en el que no paró de llover hasta el domingo, desluciendo todos los actos litúrgicos.
A pesar de la lluvia, en el Rocío del año 2000 se vivió una visita histórica, la del cardenal de Barcelona, Ricard Maria Carles. Una visita que se repetiría dos años después con un añadido, ya que monseñor Carles oficiaría la Misa de Romeros. Lo que nunca le falta a Los Romeros es la visita de personalidades políticas y de amigos que acompañan a la hermandad cada año en el Rosario de la Aurora.
Otro de los momentos históricos que la hermandad ha vivido en el Rocío se produjo en 2005. En ese Rocío se estrenaba la nueva imagen de la virgen, muy parecida a la venerada en Almonte, con la que un año después se iniciaría una tradición mucho tiempo esperada por los rocieros catalanes: la procesión de la imagen de la Blanca Paloma por las calles del Rocío de Montcada i Reixac el Lunes de Pentecostés.
No todo han sido buenos momentos en el Rocío para Los Romeros. Uno de los más tristes fue, sin duda, la Romería de 2003, la primera sin el padre José Manuel Berdala, fallecido pocos meses antes. Fue un Rocío muy emotivo en el que los hermanos y hermanas de Los Romeros estuvieron más unidos que nunca, tanto en los actos marianos como en la convivencia en sí.